martes, 29 de noviembre de 2011
SANGRE DE LOBO
Fiero acorde y ritmo salvaje
muerden la carne de aquella que gime,
se retuerce y danza con uno o dos espasmos,
todo late, explota, vuelve a latir
entre dentelladas y caricias,
flujo en la lengua y esperma en las sábanas.
Me hablas y los castillos en el cielo se derrumban,
hasta la luna es atraída por la gravedad y se cae desde el cielo,
los lobos escuchan cuando tienen hambre
y las palabras comienzan la arquitectura del placer,
con labios que dejan de hablar
y otros que nunca han emitido fonema alguno.
Escribo sin manos,
embisto
hasta que mis músculos
sienten un escalofrío de liberación
y comienza de nuevo la era glaciar.
Portazo,
y de nuevo camino a casa.
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