Que la razón venga sigilosa
como una serpiente decorada,
goteando veneno y diciendo
palabras agradables, de esas
de estar por casa, ¡ruido fuerte!
y me disparas a quemarropa
con la sinceridad del condenado
y me quedo tranquilo
porque sólo brota sangre de fogueo.
Dibujos abstractos que me dan forma,
palabras que aún no existen
afilan las bayonetas,
respiras hondo y el aire te indica
que todo se puede quebrar,
vuelve a cargar tu arma
y defíneme usando sólo insultos,
la costumbre no es mérito
como mucho... resignación.
Cumple las promesas que olvidaste
y entiérrame vivo entre azaleas y orquídeas,
quizá ellas quieran mi calor hiriente,
quizá quieran las mentiras que se dicen
para rogar limosna a gritos, deja que todo siga,
se vive tan bien entre quejas y lloros
que es normal que no quieras cambiar
mientras suena música clásica
en el piso del vecino que baila solo
e iluminado por velas.
Mientras, afilo mi bayoneta
con la mirada perdida hacia delante
afilo y afilo para que sea tan cortante
como el silencio después del fracaso.
El mundo ha llevado a la extinción
a todos los poetas. Otra vez.
Sin título. |
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