Soy vísceras disfrazadas de persona
y las astillas se abren paso entre la
piel
error tras fracaso hasta la plenitud
sin horizontes ni metas, digestión de
la vida
y funeral de cualquier metafísica
trascendental.
Vacío alambrado por la humanidad
que protegiendo su miseria
frente a la naturaleza depredadora
en una lago de sed constante,
mendigando un poco más de alcohol
que les haga traicionarse en línea
recta.
Imagina al poderoso padeciendo
los mismos secretos que tú
como espinas en la memoria
enganchándose entre neuronas
que vomitan egoísmo a tiempo parcial.
Grasas saturadas bajo la tierra
y los carroñeros siguen escavando
después de poner precio al sol,
y así pueden seguir escondiendo
sus costras bajo trajes de marca
cosidos por niños sin derechos.
Élite automarginal, carroñeros de
planetas,
de esperanzas y de futuro, habéis
logrado
que cada persona sea un producto
ahogado entre la oferta y la demanda
de penes, vaginas, manos, bocas y anos,
cobijándonos o siendo cobijo de carne,
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