Poso mi mirada para interrogar al
mundo
chupándole la sangre, adicto, hasta
que me enciendo
y crezco cosechando creatividad, alas
que se expanden
para alejarme desentonado de la
furia que fui.
Acaricio con los dedos el futuro
agónico
desafiando el vacío del presente,
leo lejos edificando una espina dorsal
que se enfrentará al huracán y al
monzón,
no habrá Dios que destruya esta torre
de Babel.
Harapos y melena por bandera,
himno de rimas y guitarras
para que mis auriculares sean templos
hechos con inspiración similar
a tus besos, palabras y recuerdos.
Cae calmo el día entre mis manos
y lo maltrato hasta forzarle a que nos
explique mil secretos,
artista del silencio, maestro del susurro y rey casi atento.
Anochezco hambriento porque me arranco
los sueños
para convertirlos en verdad vertebrada
como nuevo hogar y paisaje sin
horizontes o límites.
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