miércoles, 25 de julio de 2012

APUNTES SOBRE CREATIVIDAD E INSPIRACIÓN

    Podemos entender la creatividad como una capacidad inventiva de ideas originales y novedosas. Generalmente se identifica dicho concepto solamente con entornos artísticos o literarios, siendo incorrecta tal limitación, ya que las ideas surgidas de la creatividad también pueden generar soluciones a problemas determinados o generales en múltiples ámbitos.
    No es menos creativo el inventor que diseña nuevos electrodomésticos que aquel que pinta al óleo, incluso nos atreveríamos a decir que el primero puede tener un grado mayor de importancia. La primera disciplina en la cual se utiliza el adjetivo que analizamos ahora es, por sorprendente que parezca, la gastronomía. Todo empezó cuando las especias orientales comenzaron a entrar en el territorio europeo, en pleno ocaso de la Edad Media, siendo utilizadas para la mejora del sabor en las comidas cocinadas para la nobleza. Ello obligó a que los cocineros tuvieran que estrujarse más las neuronas buscando cómo podían sacarles el mejor provecho. Lo mismo sucedió cuando se trajeron desde las Américas nuevos alimentos, en el siglo XVI, como tomates, pimientos, maíz o cacao entre muchos otros. Nuevos ingredientes que supusieron nuevos platos, generando una variedad enorme de combinaciones, tal y como sucede con los colores primarios en la paleta del pintor.
    En la Grecia antigua, según la mitología, el poeta recibía la visita de unas divinidades, con forma de mujer, que traían consigo mismas la inspiración, eran conocidas como musas. Podemos decir que la inspiración es un momento puntual de creatividad, lucidez mental y emociones positivas, con ello aparecen las muy buenas ideas. Cuando la creatividad no se vuelve un hábito, es decir, un proceso para adquirir un mínimo de técnica, el momento de inspiración se queda en anécdota, algo que rompe la rutina del individuo pero que rara vez posee calidad trascendente. Picasso ilustró esto aconsejando “que las musas te encuentren trabajando”. El talento se desaprovecha si no está acompañado por la disciplina en su práctica. Jamás se podría crear una excepcional acuarela solamente con inspiración, porque no hace milagros. Lo mismo podría suceder con la escritura, la tecnología, la moda, la ciencia o cualquier otra disciplina del pensamiento humano. Por ejemplo, un ilustrador profesional no podría estar pendiente de si llega o no la inspiración cuando tiene que elaborar un libro ilustrado con fecha límite de entrega.
    Evidentemente la creatividad y, en menor medida, la inspiración no sólo se alimentan de práctica. La observación es fundamental. Aquel que sólo se mira al ombligo se autolimita sin mirar más allá de su ego. No se nutre con ideas ajenas que jamás habría imaginado solo. Tampoco pisará los caminos que han descubierto otros porque el egocentrismo agudo induce a la ignorancia. Si algo útil tiene la sociedad es poder aprender la multitud de cosas positivas que ha forjado. La mayoría de escritores reconocidos necesitaron leer miles de páginas para que les pudieran venir a la mente sus primeros relatos. Con la observación y el estudio, previos a la creación, podemos desarrollar una conciencia crítica que, de alguna manera, nos ayudan a evitar los errores (que creemos) que han cometido otros y de aprovechar la estela de sus aciertos. Obviamente en esta última reflexión entraría la subjetividad de cada cual, siendo ahí donde aparecería otro concepto: el estilo propio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario